Cuando el hígado, nuestro principal órgano de desintoxicación, se daña, sustancias tóxicas se acumulan en la sangre y alcanzan el cerebro, causando una serie de síntomas que se confunden con el Alzheimer y el Parkinson.
La encefalopatía hepática es una intoxicación del cerebro por sustancias que deberían haber sido metabolizadas por el hígado. Vale recordar que el hígado es fundamental en los procesos de digestión y también "degrada" o metaboliza elementos tóxicos que pueden ser perjudiciales para el resto del organismo. Estas moléculas luego se desechan en la orina o las heces.
Cuando el hígado está enfermo, intoxicado o dañado por un virus, exceso de grasa, alcohol u otras sustancias nocivas, deja de funcionar como se esperaba. En consecuencia, ciertas moléculas, como el amoniaco, que deben filtrarse y desecharse permanecen en el cuerpo y pueden terminar en el cerebro, donde perjudicarán la atención, el razonamiento y la memoria.
Resulta curioso pensar que para una enfermedad que se origina en el hígado y afecta el funcionamiento del cerebro, la solución esté en una tercera parte del cuerpo: el intestino.
Esto es debido a que una de las principales sustancias que "se escapan" y generan problemas en el sistema nervioso es el amoníaco, producido en gran medida por bacterias que habitan en el sistema digestivo.
Es posible reducir los riesgos de esto evitando el estreñimiento, manteniendo una microbiota intestinal sana, desintoxicando el hígado, evitando el alcohol, las drogas y llevando un estilo de vida saludable. El virus de la hepatitis se contagia también a través de las relaciones sexuales, por eso es importante protegerte debidamente.
A manera de prevención puedes emplear remedios naturales para aliviar el estreñimiento como las semillas de lino marrón por ejemplo y herbáceos amargos para mejorar las funciones hepáticas, entre otras.
Recuerda solicitar consejo profesional antes de medicarte y si tienes dudas acude al médico o especialista.
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